El 15 de diciembre, la Casa Central de la Universidad de Chile reunió a un grupo de investigadores y profesionales que han participado en el algoritmo de asignación de vacantes en nuestros establecimientos educacionales. Un desafío no menor si se considera que Chile tiene hoy un poco más de 12 mil colegios para un universo de cerca de tres millones y medio de escolares, y en cuyo diseño participaron nuestros académicos José Correa, Juan Escobar y Rafael Epstein. Un trabajo que desarrollaron en conjunto con el Ministerio de Educación de la época y sistema que se implementó, de manera gradual, entre los años 2016 y 2019.
El encuentro, organizado por el Instituto Milenio para la Investigación de Mercado y Políticas Públicas (MIPP) en conjunto con la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y el Proyecto Anillo Información y Computación en Diseño de Mercados contó con la participación de Sylvia Eyzaguirre, investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP); Andrés Palma, ex coordinador del equipo de la reforma educacional; Valentina Quiroga, ex subsecretaria de Educación; la diputada Camila Rojas y Gerardo Varela, ex ministro de Educación, quienes compartieron su mirada sobre el SAE a poco más de cinco años de su implementación. También con la exposición de Nick Arnosti, profesor de la Universidad de Minnesota y experto en diseño de sistemas de asignación de bienes públicos, entre otros, en asignación de cupos para estudiantes en escuelas públicas.
Alejandra Mizala, Prorrectora de la U. de Chile, abrió el encuentro señalando que en él estaban convocados expertos en diseños de mercado y sistemas de asignación de recursos públicos, quienes fueron parte del el diseño y la implementación de esta política, así como quienes -desde sus distintos espacios- han estudiado y monitoreado este sistema.
La primera exposición estuvo a cargo del académico de Ingeniería Industrial, José Correa, parte del equipo que diseñó la plataforma a través de la cual los apoderados postulan a sus hijos a los establecimientos públicos y particulares subvencionados del país. El investigador entregó el contexto del funcionamiento de este sistema recordando que el SAE rige para la educación pública y subvencionada del país, “las cuales representan un poco más del 90% de los colegios en Chile”.
En su presentación como orador principal del encuentro, Nick Arnosti, también PhD en Investigación de Operaciones de la U. de Stanford, destacó que es increíble que Chile haya sido capaz de implementar un sistema como este a nivel nacional (en todos los países se hace por ciudad), a la vez de hacer un llamado para seguir perfeccionándolo.
“Ayudar a la gente a usarlo de manera que le sirva. En las ciudades grandes hay muchas opciones y las familias no saben exactamente cuáles son”, señaló.
El panel de expertos integrado por Sylvia Eyzaguirre, Andrés Palma, Valentina Quiroga, Camila Rojas y Gerardo Valera, por su parte, comentó los principales avances, aprendizajes y desafíos del SAE.
La investigadora del CEP, Sylvia Eyzaguirre, hizo un llamado a legitimar política y democráticamente este sistema que en su dimensión técnica, dijo, es robusto.
“Técnicamente, este sistema es casi perfecto. Asegura la no discriminación de los niños y la igualdad de oportunidades entre los estudiantes. Sin embargo, para mi gran sorpresa, tiene un tremendo rechazo entre los padres y los establecimientos escolares. Algo que cuesta entender, pero que está ocurriendo”, comentó.
Andrés Palma, ex secretario de la reforma educacional, por su parte, se refirió a cuatro estudios que analizan el sistema de las postulaciones (que opera principalmente vía celulares, dijo).
“Si uno toma los distintos años se da una constante en los números, con pequeñas variaciones: el 75% de los postulantes queda en una de sus tres primeras preferencias. El 55% en su primera preferencia y el 20%, aproximadamente, en la segunda y tercera opción. Esta es una realidad que antes no se conocía. No se sabía cuántas puertas golpeaban los padres para matricular a sus hijos en un establecimiento”, indicó agregando que los desafíos pendientes están en reducir la asimetría de información (clave para mejorar la postulación), entregar información sobre la calidad de los colegios y los derechos de los alumnos (particularmente los vulnerables), apoyar la postulación regular (dentro del plazo establecido) y resolver el tema del copago que hace que el SAE cojee.
En esa línea, la ex subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga, partícipe del proceso de la primera etapa de implementación del sistema en Magallanes, mencionó la importancia de hablar sobre la oferta educacional.
“Cuáles son los proyectos educativos que las familias prefieren y cómo se fortalecen estos proyectos. Algo que podría servir es preguntar a las familias qué es lo que buscan en los colegios y cuáles son sus prioridades. Creo que es una oportunidad maravillosa para tener esa información”, analizó.
La diputada por la Región de Valparaíso, Camila Rojas, en tanto, afirmó que, a pesar de que el SAE necesita ciertas mejoras, es un sistema muy bueno.
“Hemos avanzado muchísimo al tener un mecanismo no discriminatorio, claro y no arbitrario. En ese sentido, considero que el Sistema de Admisión Escolar es muy potente. Puede explicar fácilmente por qué algunos estudiantes quedan seleccionados y otros no. El problema de la segregación, sin embargo, sigue siendo muy importante. La problemática se basa en el sistema escolar y las paupérrimas condiciones de ciertos colegios, no en el de admisión”, criticó.
Por último, el ex ministro de Educación, Gerardo Varela, habló de su experiencia en la implementación del SAE en la Región Metropolitana y de algo que entonces consideró importante y que, dice, no se ha incluido: la seguridad.
“Las familias vulnerables, en gran medida, no eligen tanto por calidad -que les interesa-, sino que por seguridad personal. En Santiago, el 70% de los niños de Providencia vienen de otras comunas”.
Juan Escobar, director del Instituto Milenio MIPP, moderó el encuentro.
El Sistema de Admisión Escolar (SAE) se introdujo en el año 2015 como resultado de la Ley N° 20.845 de Inclusión Escolar que regula la admisión de los estudiantes, elimina el financiamiento compartido y prohíbe el lucro en establecimientos educacionales que reciben aportes del Estado.
Estas reformas se realizaron en el contexto de un sistema educacional muy segmentado por nivel socioeconómico y desincentivos para mejorar la calidad de la educación.
A partir de 2019, el SAE se utiliza en la totalidad de nuestro sistema escolar público entregando beneficios prácticos como postular a cualquier conjunto de colegios de la preferencia vía internet, como también por la igualdad de oportunidades que ofrece.
El sistema se basa en un sofisticado algoritmo computacional programado e implementado por académicos de Ingeniería Industrial, junto con un equipo integrado por alumnos de magíster, profesionales, estudiantes de doctorado en el extranjero y postdocs. Un proyecto que también cuenta con la participación de tres centros de excelencia: i) el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), ii) el Instituto Milenio para el Estudio de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP); y iii) el Centro de Modelamiento Matemático (CMM).
El algoritmo está construido a partir de los desarrollos de los científicos David Gale, Lloyd Shapley y Alvin Roth, estos dos últimos galardonados con el Premio Nobel de Economía en 2012 por este trabajo (Gale murió en 2008).
El mecanismo de asignación tiene tres ventajas que lo hacen el favorito del mundo académico y también del mundo real: i) la asignación es muy eficiente en términos sociales; ii) el sistema es justo, ya que ningún estudiante tiene privilegios; iii) la mejor estrategia para una familia es declarar sus verdaderas preferencias al postular.
“El SAE es posiblemente una de las políticas públicas más relevantes de los últimos años. A poco más de cinco años de su implementación, el seminario fue un excelente foro para discutir sus logros y potenciales mejoras. La opinión general del panel fue que esta ha sido una política muy exitosa y que tenemos una gran oportunidad, no solo de seguir perfeccionando el SAE, sino que también de usar la información que nos entrega para impulsar otras políticas necesarias”, concluye José Correa.
Fotos: Tomás Franz, Instituto Milenio MIPP