A la hora de los balances, y pese a que nadie estaba preparado para un año como el que vivimos, nuestro MBA UChile saca cuentas alegres. El 2020 este programa obtuvo el 1er lugar en Chile, el 6º en América Latina y se posicionó 141º en el mundo en Global MBA Ranking 2020 de QS Quacquarelli Symonds, UK. La revista América Economía, en tanto, lo ubicó en el 4º lugar en la región (ranking MBA 2020).
“El MBA UChile realizó con éxito la transición a clases online de los estudiantes de versiones que habían comenzado en forma presencial en 2019, lo cual es particularmente desafiante por los horarios de clases intensivos que tienen sus diferentes versiones”, resume su Director, Christian Diez.
Otro motivo para celebrar, comenta, es también el número de nuevos estudiantes que ingresaron al programa en 2020. Este, dice, se mantuvo con respecto a 2019, “a pesar del cambio de modalidad, la incertidumbre sobre el retorno a clases presenciales y la gran caída que han tenido nuestros competidores”. Un logro, destaca Diez, obtenido gracias al trabajo en equipo y la colaboración entre las áreas de marketing, ventas, académica, operaciones y contabilidad, en conjunto con la Escuela de Postgrado.
-¿Qué importancia tienen los programas de MBA en el contexto de esta pandemia?
-La crisis económica y el desempleo que ha causado esta situación hace que las empresas estén contratando poco o despidiendo. En un mercado laboral con exceso de oferta, tener formación más avanzada siempre es un punto de diferenciación con respecto a aquellos que no la tienen. También importa dónde se estudia y que la institución tenga una imagen de prestigio, calidad y buenos graduados.
-Quienes cuenten con una especialización de este tipo ¿estarán mejor preparados para liderar en este contexto de crisis y pospandemia?
-Ayuda, en la medida que se tenga una formación en gestión que no esté basada en aplicar ciegamente recetas simplistas o en extrapolar casos puntuales. Se debe centrar en un entendimiento profundo de los fundamentos y herramientas de la gestión, los que se aplican considerando diferentes escenarios posibles, así como la evidencia cualitativa y cuantitativa. No todos los MBAs tienen ese enfoque y es un aspecto muy importante al elegir un programa de este tipo.
Mirar el bosque
-¿Qué aporta un MBA versus cursos o capacitaciones en habilidades específicas?
-Usando una analogía, un MBA permite ver el bosque y no sólo los árboles. Una formación específica prepara especialistas en ciertos conocimientos y habilidades, es decir, un experto en uno o algunos de los árboles del bosque. La formación de un MBA, en cambio, permite entender cómo se definen y se relacionan los objetivos, la estrategia, las actividades de las áreas funcionales (marketing, operaciones, finanzas y personas) y las acciones de los líderes y equipos de trabajo. Es decir, el bosque.
-¿Cree que los programas de MBA tendrán un nuevo enfoque a partir de esta crisis sanitaria para formar ejecutivos?
-Los MBAs están en evolución constante. Existe una serie de factores que los van modificando y adaptando. Una crisis como la actual, aunque muy importante, es uno de esos factores y colabora a un total que también lo integran la globalización, la tecnología y digitalización, el cambio en el rol de la empresa en la sociedad, etc.
Agrega:
-Esta crisis tendrá efectos en cómo se enseña, se trabaja, se vive y se consume en forma online y presencial. Las personas, las empresas y los ejecutivos se adaptarán a eso, lo cual traerá oportunidades y amenazas que se requieren identificar y gestionar.
-¿En qué se debería fijar un profesional que quiere estar mejor preparado para liderar en el nuevo mundo que surgirá superada esta pandemia?
-Le debería importar adquirir un conocimiento de los cambios que esta crisis ha tenido en los segmentos de clientes, sus motivaciones, dolores y sueños. También un entendimiento profundo del potencial de la tecnología para implementar nuevas formas de trabajar, procesos y productos. Herramientas formales para gestionar y tomar decisiones bajo incertidumbre, en vez de un enfoque determinista. Y por último, competencias para liderar y trabajar con otros a distancia sin perder la inspiración, valores y objetivos comunes.