La educación escolar es la base sobre la cual los países construyen sociedades modernas, justas y desarrolladas. En este contexto es que la nueva reforma de la Educación Escolar que impulsa el Estado de Chile busca mejorar la calidad de todos los establecimientos educacionales del país, con especial foco en los colegios municipales y subvencionados. En una situación ideal, todos los establecimientos serían de excelencia y los apoderados estarían indiferentes entre enviar a sus niños a un establecimiento o a otro, y posiblemente elegirían el establecimiento más cercano a sus hogares. Sin embargo, la situación de Chile está muy lejana a esa condición idealizada y observamos que los apoderados tienen marcadas preferencias para enviar a sus niños a unos pocos establecimientos que ellos consideran de mucha más alta calidad que los otros. Más aun, cuando esos establecimientos son lejanos a los hogares de los estudiantes, los apoderados se muestran dispuestos a asumir el alto costo del transporte, medido en tiempo y dinero, con tal que sus hijos reciban una educación que ellos evalúan de excelencia o sustantivamente mejor que las otras alternativas.
Luego, no es evidente cuáles niños deberían ser admitidos en un colegio o en otro. Si efectivamente un colegio entrega una educación de mucho mejor calidad que otro, como lo perciben los apoderados, los niños aceptados tendrían ventaja con respecto a los niños no aceptados. Esta situación, donde la demanda para matricular niños en colegios de reconocida calidad excede por mucho la capacidad de los mismos, aparece en muchos países y en emblemáticas ciudades como Nueva York, Boston y Ámsterdam.
Sociedades desarrolladas, libertarias y ecuánimes como la holandesa y la norteamericana abordaron esta tarea en forma seria, buscando un mecanismo de admisión escolar que garantice la libertad de elección de los padres y, al mismo tiempo, la eficiencia, transparencia, justicia e igualdad de oportunidades de este proceso de admisión.
En lo medular, el mecanismo parte con un proceso de postulación donde los apoderados entregan una lista de colegios ordenados de acuerdo a sus preferencias: el primer colegio es el que más prefieren, el segundo corresponde a la segunda preferencia y así sucesivamente. Si un colegio recibe menos postulaciones que su capacidad el problema es sencillo y la solución trivial es que todos los alumnos sean aceptados. El problema aparece cuando algunos colegios reciben muchas postulaciones y su capacidad no es suficiente para suplir esa demanda. En estos casos se hace necesario priorizar a los alumnos y el mecanismo universalmente aceptado es hacerlo en base a un proceso aleatorio bajo el concepto que todos los niños en la edad temprana merecen igualdad de oportunidades y ninguno puede exhibir méritos que le den un mejor derecho que otro, como ocurre en las etapas posteriores de la juventud y la adultez. A continuación debemos buscar una asignación que maximice el resultado para el conjunto de las familias y, al mismo tiempo, respete el resultado aleatorio que priorizó a los niños.
Este problema de asignación da origen a un desafío de gestión pública de gran impacto, con complejidad computacional, matemática y económica. El algoritmo de mayor aceptación para resolver este problema de emparejamiento es conocido como “aceptación diferida” (DA) y lo postularon el economista y matemático David Gale y el filósofo y matemático Lloyd Shapley en 1962. A partir de la década de los 80, el ingeniero en investigación de operaciones y economista Alvin Roth ha llevado estos desarrollos a importantes aplicaciones de la vida diaria para mejorar los estándares de vida de avanzadas sociedades, donde el problema de asignación escolar ha sido uno de los más relevantes y visibles. Roth y Shapley recibieron el Premio Nobel de Economía en 2012 por estos desarrollos y sus positivos impactos (David Gale había fallecido en 2008).
Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile está trabajando con el Ministerio de Educación, con apoyo del programa FONDEF, para implementar un sistema de admisión escolar como los descritos que incorpore los métodos y estándares que se utilizan en las mejores ciudades del mundo. El desarrollo busca que el proceso de admisión escolar en Chile cumpla con los estándares de justicia, transparencia, igualdad de oportunidades y eficiencia. El objetivo es implantar las tecnologías de gestión pública que se usan en los países desarrollados, con los elementos específicos de la realidad chilena. Esta importante tarea ha motivado de gran forma a nuestra comunidad universitaria y se ha constituido un equipo de trabajo formado por académicos, estudiantes de magíster, profesionales, post-docs y estudiantes de PhD en el extranjero para confeccionar un sistema de admisión escolar de clase mundial, por el bien de nuestra educación y de los niños de Chile.
¿Cómo opera el algoritmo?
Para llevar a cabo la asignación, el mecanismo requiere que los estudiantes declaren sus preferencias sobre los colegios. Esto se está haciendo actualmente en el proyecto piloto de Magallanes, a través de un portal web que el Ministerio puso a disposición de los apoderados, en el cual los apoderados entregan una lista ordenada de los colegios que les interesan.
Luego, para los colegios que tengan demanda mayor que cupos disponibles, se diferencia a los postulantes según un orden generado aleatoriamente, garantizando así la no discriminación. En esta etapa se consideran los diferentes criterios de prioridad que pueden cumplir los alumnos en base a lo establecido en la Ley de Inclusión.
Para asegurar que cada alumno quede asignado en el colegio de mayor preferencia que tenga cupos disponibles, el algoritmo DA simula que cada alumno postula al colegio de su mayor preferencia y es aceptado tentativamente si es que hay cupo para él y rechazado en caso contrario. Los alumnos que son rechazados en el colegio de su primera preferencia postulan al segundo colegio de su lista de preferencias y nuevamente el colegio acepta tentativamente a todos los alumnos para los cuales hay cupo de entre los que ya había aceptado y los nuevos postulantes, todo esto según el orden aleatorio anteriormente definido. Este proceso se repite hasta que todos los alumnos son asignados a algún colegio, o hasta que hay alumnos que no son asignados, pero no tienen más colegios entre sus preferencias. Finalmente, a los alumnos que han quedado sin colegio, se les asignará el establecimiento más cercano a su residencia, que tenga cupos disponibles.
Un elemento de gran relevancia es la generación de los órdenes aleatorios que otorgan las prioridades de los estudiantes en cada colegio. Para ello hemos utilizado los estándares internacionales de generación de números aleatorios que provee el National Institute of Standards and Technology (NIST) de Estados Unidos. Para que los órdenes aleatorios sean transparentes, replicables y no manipulables, se requiere una fuente externa de aleatoriedad llamada “semilla”. Esta provendrá del Servicio Sismológico Nacional, que entregará la información (latitud, longitud, profundidad, magnitud, etc.) de los 6 últimos sismos que ocurran en el país hasta una fecha determinada por el MINEDUC, posterior al cierre de las postulaciones. Se testeó la aleatoriedad de la información sismológica utilizando información de los 9.000 últimos sismos ocurridos en el país y se comprobó que estos datos pasaban todos los estándares internacionales de aleatoriedad (también provistos por el NIST).
Artículo publicado en Boletín de Economía & Gestión Nº 49
Título del proyecto Fondef “Desarrollo de tecnologías para la admisión escolar”.
Investigadores: Rafael Epstein, José Correa y Juan Escobar más un equipo integrado por estudiantes de magíster, profesionales, post-docs y estudiantes de doctorado en el extranjero.